1ª Juan 2:15-17 - Eres Hijo de Dios porque no amas al mundo



"No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. "

Conforme vamos creciendo hay algo que todas las personas coinciden, el tiempo pasa muy rápido y no aprovecharlo es un grave error. Cada persona somos un mundo y cada uno enfocamos la vida de una manera diferente, pero hay algo que tenemos en común, todos buscamos un objetivo en el que centrarnos. Unos enfocan su vida en el éxito laboral, en llegar lo más lejos posible, en ascender. Otros dedican su propósito a su familia y vuelcan todo su tiempo, esfuerzo y amor a ellos. Hay otros que el deporte se convierte en el centro de sus vidas, tanto practicarlo como seguirlo, y así podríamos seguir diciendo muchas más cosas.

Todos acabamos canalizando nuestras vidas hacia un propósito, hacia una meta en la que nos esforzaremos en llegar, pero que al final de nuestros días quizá nos demos cuenta que fue un error, por eso Juan nos advierte, "no améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. "

Este mundo nos ofrece objetivos muy llamativos para que los amemos, cosas y situaciones realmente apetitosas que suplen algunas de nuestras necesidades y nos ofrecen incluso descanso, pero que al final no sirven más que para hacernos perder el tiempo y que cuando se acaban pierden su valor, es un riesgo amar al mundo o las cosas que están en el mundo, porque dirá el Predicador al final de sus días "vanidad de vanidades, todo es vanidad". Salomón, un hombre sabio escribió Eclesiastés dándonos un mensaje, disfruta de todo lo que hay en la tierra, aprovecha a tu familia, pero no olvides por encima de todo amar a Dios.

Hoy más que nunca el mundo es un centro ideal de divertimiento y esparcimiento, nos ofrece tantísimas cosas con que perder el tiempo que puede llegar a apartar  nuestra mirada de Dios y sin duda este es su propósito, lograr que los hijos de Dios dejemos de mirarle a Él. Cuando dejamos de mirar a Dios dejamos de amarle y cuanto más amamos las cosas de este mundo, cuanto más amamos sus recompensas y reconocimiento, menos amamos a Dios. Dejemos de amar al mundo y centrémonos en amar al creador del mundo. Para que nuestro gozo sea completo, debemos amar por encima de todo a Dios y cual permanece eternamente.


AP

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