1ª Juan 2:20-25 Eres hijo de Dios porque confiesas la verdad



"Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas. No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad. ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Éste es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre. Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre. Y ésta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna."

Las películas de Hollywood ofrecen una imagen idealizada de la realidad, todos hemos visto en alguna ocasión cuando un delincuente es detenido y el agente le dice sus famosas palabras "tiene derecho a guardar silencio, todo lo que diga podrá ser usado en su contra, tiene derecho a un abogado en caso de que no pueda permitírselo se le asignará uno de oficio" y tras esto llega el juicio, donde todos los testigos que suben al estrado, con gran seriedad le acercan una Biblia, pone su mano en ella, la otra en el corazón y surge la famosa pregunta "¿Jura decir solo la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?"

Y esta última pregunta surge y nos debiera hacer reflexionar también a nosotros, ¿vamos a decir solo la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad? Así nos los explica Juan, "pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas. No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad. ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Éste es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre. Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre. Y ésta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna."

Es verdaderamente sencillo no decir la verdad, es más todo el sistema en el que vivimos nos lleva a nos decir la verdad, sino todo lo contrario a mentir para librarnos, nuestra libertad por encima de hacer o decir lo correcto y por supuesto lo mismo ocurre en cuando a Dios. ¿Por qué nos cuesta tanto hablar de Cristo y confesarle? Los que no tienen la verdad hablan de lo que creen sin miedo, pero nosotros nos ocultamos, tenemos la luz y la escondemos, realmente esto no debiera ser así.

La lucha es grande, el enemigo fuerte, la presión potente, todo va en nuestra contra, la oscuridad crece y se hace cada vez más difícil de soportar, pero no decir la verdad nos lleva a mentir, no existen las verdades a medias, no existen las mentiras pequeñas, existe la verdad y todo lo que sea falta de verdad es mentira y la mentira niega al Hijo. Nuestro gozo es completo cuando hablamos la verdad, cuando somos perseguidos, dejados de lado, cuando la verdad permanece en nosotros e ilumina a nuestro alrededor y nuestro gozo se completa y fortalece en algo, que nos prometió la vida eterna.


AP

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