"Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las
cosas. No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis,
y porque ninguna mentira procede de la verdad. ¿Quién es el mentiroso, sino el
que niega que Jesús es el Cristo? Éste es anticristo, el que niega al Padre y
al Hijo. Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa
al Hijo, tiene también al Padre. Lo que habéis oído desde el principio,
permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en
vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre. Y ésta es la
promesa que él nos hizo, la vida eterna."
Las películas de Hollywood
ofrecen una imagen idealizada de la realidad, todos hemos visto en alguna
ocasión cuando un delincuente es detenido y el agente le dice sus famosas
palabras "tiene derecho a guardar silencio, todo lo que diga podrá ser
usado en su contra, tiene derecho a un abogado en caso de que no pueda permitírselo
se le asignará uno de oficio" y tras esto llega el juicio, donde todos los
testigos que suben al estrado, con gran seriedad le acercan una Biblia, pone su
mano en ella, la otra en el corazón y surge la famosa pregunta "¿Jura
decir solo la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad?"
Y esta última pregunta surge y
nos debiera hacer reflexionar también a nosotros, ¿vamos a decir solo la
verdad, toda la verdad y nada más que la verdad? Así nos los explica Juan, "pero vosotros tenéis la unción del
Santo, y conocéis todas las cosas. No os he escrito como si ignoraseis la
verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad.
¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Éste es
anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Todo aquel que niega al Hijo, tampoco
tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre. Lo que habéis
oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el
principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en
el Padre. Y ésta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna."
Es verdaderamente sencillo no
decir la verdad, es más todo el sistema en el que vivimos nos lleva a nos decir
la verdad, sino todo lo contrario a mentir para librarnos, nuestra libertad por
encima de hacer o decir lo correcto y por supuesto lo mismo ocurre en cuando a
Dios. ¿Por qué nos cuesta tanto hablar de Cristo y confesarle? Los que no
tienen la verdad hablan de lo que creen sin miedo, pero nosotros nos ocultamos,
tenemos la luz y la escondemos, realmente esto no debiera ser así.
La lucha es grande, el enemigo
fuerte, la presión potente, todo va en nuestra contra, la oscuridad crece y se
hace cada vez más difícil de soportar, pero no decir la verdad nos lleva a
mentir, no existen las verdades a medias, no existen las mentiras pequeñas,
existe la verdad y todo lo que sea falta de verdad es mentira y la mentira
niega al Hijo. Nuestro gozo es completo cuando hablamos la verdad, cuando somos
perseguidos, dejados de lado, cuando la verdad permanece en nosotros e ilumina
a nuestro alrededor y nuestro gozo se completa y fortalece en algo, que nos
prometió la vida eterna.
AP
Comentarios
Publicar un comentario