"Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos
nuestros corazones delante de él; pues si nuestro corazón nos reprende, mayor
que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas. Amados, si nuestro
corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; y cualquiera cosa que
pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos
las cosas que son agradables delante de él. Y éste es su mandamiento: Que
creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos
lo ha mandado. Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en
él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha
dado. "
Las dudas son y serán el gran
enemigo interior del ser humano, dudas ante decisiones, dudas ante los
problemas, dudas sobre lo incierto, dudas que crean incertidumbre e
intranquilidad. Pero la duda no tiene porque ser algo negativo, pero sí que
puede llevarnos a perder muchas cosas, William Shakespeare escribe al respecto
"Nuestras dudas son traidores que muchas veces nos hacen perder el bien
que podríamos ganar si no temiéramos buscarlo."
La duda surge, un pequeño
pensamiento aterriza en nuestra cabeza, se asienta y empieza a hacer raíces, y
las raíces llegan a nuestro corazón, y nos llevan a preguntarnos, ¿realmente
soy cristiano? Juan sabe de esto, que puede surgir la duda "y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos
nuestros corazones delante de él; pues si nuestro corazón nos reprende, mayor
que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas. Amados, si nuestro
corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; y cualquiera cosa que
pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos
las cosas que son agradables delante de él. Y éste es su mandamiento: Que
creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos
lo ha mandado. Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en
él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha
dado. "
¿Pueden surgir las dudas
acerca de Dios en alguien que es cristiano? ¿Un verdadero hijo de Dios puede
plantearse que Dios no exista? Tristemente sí que es posible, pero no tiene
nada que ver con Dios sino con nosotros. Cerca de Dios no existe la duda, sino
la certeza, al estar con un espíritu activo que se relaciona con el Espíritu
Santo que vive en nuestro interior lo único que crea es certeza e identidad,
nuestro corazón nos reprende, y cuando nuestro corazón calla, el mismo Espíritu
nos recuerda sus mandamientos.
Pero llegan momentos en que
dejamos de relacionarnos con Dios, que nos alejamos de Él y ahí somos
vulnerables, la presión y el mensaje de la sociedad acerca de la no existencia
de Dios viene del cielo como un ave y hace nido en nuestro corazón, dejamos de
relacionarnos con Dios, y llegan las incertidumbres, pero por suerte, Él es el
que permanece en nosotros, podemos ser como el hijo pródigo, pero de seguro Él
nos hará volver en sí, nos llevará de nuevo a relacionarnos con Él, y las dudas
se disiparán. El Espíritu Santo es el que se encarga de que nuestro gozo sea
completo trayendo seguridad y certeza de que somos hijos de Dios.
AP
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