1ª Juan 4:1-3 - Eres hijo de Dios porque probáis al espíritu



"Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y éste es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo."

No todo lo que vemos es lo que parece. Esto es lo que el ilusionismo intenta transmitir, mediante juegos de manos y despistes llevan al espectador a creer que la magia existe y si es un niño más aun. Ciertamente todo tiene su truco detrás, todo esconde un truco y una ilusión, no todo es lo que parece. Pero esto no ocurre únicamente en el ilusionismo, también ocurre en el día a día en la vida real, personas que aparentan ser un tipo de personas y lo que les mueve son otros intereses o simplemente interpretan un papel que ellos mismos han creado.

Como cristianos no todo lo que se ve es cierto tampoco, por eso Juan nos advierte "amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y éste es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo."

Es relativamente sencillo discernir qué cosas del mundo y la sociedad no provienen de Dios, ya que la mayoría conllevan un mensaje anticristiano y cargado de connotaciones contra Dios, de la normalidad del pecado y la indiferencia hacia él. Pero las iglesias se pueden convertir en un foco de falsas enseñanzas que no llevan a otra cosa que al engaño y el cambio de la sana doctrina por doctrinas de hombres, humanismo e idolatrización.

¡Cuidado con llenar las iglesias de aquello que no proviene del cielo! Muchas doctrinas que aparentemente hablan acerca de Cristo exaltan tanto al ser humano que dejar a Dios a un lado aparcado, se convierten iglesias que debieran tener a Cristo en el centro en centros de ayuda y autosatisfacción de quienes las componen. El propósito de la iglesia no es otro que el de alabar a Dios, predicar la palabra y evangelizar, el resto aunque no tiene porque ser malo, tiene muchas posibilidades de convertirse en idolatría y perder la esencia que el cristianismo tiene. Nuestro gozo se completa cuando probamos todo lo que se hace y se dice y enfocamos todas nuestras acciones para glorificar y honrar a Dios.


AP

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