"Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son
de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En esto conoced
el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en
carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en
carne, no es de Dios; y éste es el espíritu del anticristo, el cual vosotros
habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo."
No todo lo que vemos es lo que
parece. Esto es lo que el ilusionismo intenta transmitir, mediante juegos de
manos y despistes llevan al espectador a creer que la magia existe y si es un
niño más aun. Ciertamente todo tiene su truco detrás, todo esconde un truco y
una ilusión, no todo es lo que parece. Pero esto no ocurre únicamente en el
ilusionismo, también ocurre en el día a día en la vida real, personas que
aparentan ser un tipo de personas y lo que les mueve son otros intereses o
simplemente interpretan un papel que ellos mismos han creado.
Como cristianos no todo lo que se
ve es cierto tampoco, por eso Juan nos advierte "amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si
son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En esto
conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha
venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha
venido en carne, no es de Dios; y éste es el espíritu del anticristo, el cual
vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo."
Es relativamente sencillo
discernir qué cosas del mundo y la sociedad no provienen de Dios, ya que la
mayoría conllevan un mensaje anticristiano y cargado de connotaciones contra
Dios, de la normalidad del pecado y la indiferencia hacia él. Pero las iglesias
se pueden convertir en un foco de falsas enseñanzas que no llevan a otra cosa
que al engaño y el cambio de la sana doctrina por doctrinas de hombres,
humanismo e idolatrización.
¡Cuidado con llenar las iglesias
de aquello que no proviene del cielo! Muchas doctrinas que aparentemente hablan
acerca de Cristo exaltan tanto al ser humano que dejar a Dios a un lado
aparcado, se convierten iglesias que debieran tener a Cristo en el centro en
centros de ayuda y autosatisfacción de quienes las componen. El propósito de la
iglesia no es otro que el de alabar a Dios, predicar la palabra y evangelizar,
el resto aunque no tiene porque ser malo, tiene muchas posibilidades de
convertirse en idolatría y perder la esencia que el cristianismo tiene. Nuestro
gozo se completa cuando probamos todo lo que se hace y se dice y enfocamos
todas nuestras acciones para glorificar y honrar a Dios.
AP
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