"Hijitos, vosotros sois de Dios, y los
habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el
mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye.
Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no
nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error. "
¿Cómo saber cuáles son los
gustos de una persona? Muy sencillo, no hay más que fijarse que música escucha,
que programas y canales de televisión ve, que emisoras de radio sintoniza y su
historial de internet. Con esto podríamos hacer sin duda un pequeño retrato
robot de sus gustos y seguro que no fallaríamos. Pero hay algo que demuestra
mucho más los gustos de una persona, esto son sus conversaciones. No es extraño
encontrar a hombres que les guste el fútbol hablando sobre la última jornada de
liga o que jugador es mejor o peor.
Nuestras conversaciones son
sobre cosas que nos interesan, sería extraño ver a dos niños hablando acerca de
física cuántica, en cambio es muy posible que hablen del último muñeco que le
han comprado o de su última travesura. Lo que hablamos deja visible nuestros
intereses, y sobre esto Juan también escribe, "hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque
mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo. Ellos son del
mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye. Nosotros somos de Dios; el
que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos
el espíritu de verdad y el espíritu de error. "
¿Cuáles son tus temas de
conversación favoritos? ¿Los del mundo o los de Dios? ¿Puede un hijo de Dios únicamente
hablar de lo que está en el mundo y no hablar nada acerca de Dios? Creo que
esta es una de las evidencias del verdadero cristiano, le gusta hablar de Dios,
le gusta compartir con otros lo que descubre sobre Dios en la Biblia, disfruta
comparando incluso doctrinas sin querer convencer a nadie. Hablar de Dios no es
más que la muestra de que lo conoces y que le amas.
Cualquier enamorado no deja de
hablar de la persona a la que ama, esta todo el día en su cabeza, los que son
de Dios no deberían dejar de hablar de Dios nunca, debería ser el tema central
de conversación y esto les llevará a juntarse con otros que son de Dios, con
otros con los que compartir la fe, con otros que estudian en la Biblia la esencia
de Dios y la comparten. El gozo es completo cuando hablamos de Dios, enriquece
nuestro espíritu, lo eleva y lo fortalece. ¿Podrás estar hoy todo el días sin
hablar de Dios?
AP
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