Job 41 - Pequeños ante tanta inmensidad



"¿Sacarás tú a Leviatán con anzuelo, o sujetarás con cuerda su lengua? ¿Podrás una soga en su nariz, o perforarás su quijada con gancho?"

¿Convivieron los dinosaurios con los seres humanos? Esta es una pregunta que la ciencia intenta descifrar sin lograr un consenso al respecto. Se han encontrado pinturas las cuales muestran personas conviviendo con animales. Personalmente creo que si existieron, aunque obviamente esto nos llevaría a una discusión sin respuesta de todo Génesis 1. El caso es que Job nos presenta a Behemot y a Leviatán, dos animales que hoy en día no existen, pero sí que estaban en la época de Job.

Las descripciones que tenemos de ambos animales no nos ayudan a saber tampoco exactamente como eran, aunque nos ofrecen una idea, pero hay algo que si queda claro, ambos eran salvajes, grandes y ejemplos de Dios para magnificar su obra ante Job, de aquí las primeras palabras sobre el Leviatán "¿Sacarás tú a Leviatán con anzuelo, o sujetarás con cuerda su lengua? ¿Podrás una soga en su nariz, o perforarás su quijada con gancho?".

El mensaje divino es claro, lo que yo creo sigue siendo más grande y poderoso que el hombre, lo que el ser humano es incapaz de controlar esta a merced de la palabra que Dios pronuncie, nada ni nadie se puede comparar con Él, lo que es imposible para el hombre para Dios siempre será posible, todo está sujeto a los designios y la voluntad de Dios, nada es comparable a esto, donde el hombre no llega y parece inalcanzable, para Dios no le cuesta ni siquiera trabajo.

Dios está mandando un mensaje clarísimo a Job, humíllate porque soy más grande que tú, témeme porque podría destruirte, glorifica mi nombre porque todo tu poder es incapaz ni siquiera de controlar los seres que yo he creado. Hoy Dios sigue mandando el mismo mensaje, humíllate porque soy Grande, témeme porque podría destruirte con una sola palabra, arrepiéntete porque sigo siendo misericordioso, ámame porque yo te he amado a ti primero, predícame porque hasta aquí he sido fiel contigo. ¿No es esto verdaderamente maravilloso? Vivamos para su gloria, humillémonos ante Dios y reconozcámosle como Rey y Señor de todo lo que existe. Que nuestra oración se centre en alabar y glorificar a nuestro Señor.


AP

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