1ª Juan 1:5-7 - ¿Por donde caminas?



"Y este es el mensaje que hemos oído de Él y que os anunciamos: Dios es luz, y en él no hay tiniebla alguna. Si decimos que tenemos comunión con él, pero andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad; mas si andamos en la luz, como él está en la luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la sangre de Jesus su Hijo nos limpia de todo pecado."

El libro del el Peregrino nos narra la historia de Cristiano, el cual consigue un libro que le avisa de la inminente destrucción de su ciudad. Al salir se encuentra con Evangelista, el cual le indica que su destino es seguir en el camino angosto y no apartarse de él. En el transcurso encuentra algunos que intentan disuadirle y por momentos lo consiguen llevándolo hacia otros caminos que llevan a la perdición.

Juan nos va a presentar en su carta varias evidencias de aquellos que son hijos de Dios, no para condenar, sino para que nuestro gozo sea completo, y esta es la primera de las evidencias, "y este es el mensaje que hemos oído de Él y que os anunciamos: Dios es luz, y en él no hay tiniebla alguna. Si decimos que tenemos comunión con él, pero andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad; mas si andamos en la luz, como él está en la luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la sangre de Jesus su Hijo nos limpia de todo pecado."

Cristo es luz, no existe oscuridad en Él, Él brilla e ilumina la tierra, es quien da luz, es puro y blanco, sin pecado ni maldad, su camino es el de la luz, y cuando su luz nos alcanzó fue entonces cuando toda nuestra maldad quedó al descubierto, vimos nuestro pecado y nos arrepentimos. En su camino es de luz, deja visible todo lo malo.

¿Por qué camino estamos andando? Vivimos en un mundo lleno de tinieblas, un mundo que adora y desea la oscuridad, donde dan rienda suelta al pecado y a los placeres del hombre, pero nosotros no debiéramos ir nunca por esos caminos, sino todo lo contrario, caminar en el camino de la luz y al caminar por este camino nos llenaremos de luz y alumbraremos allí donde estemos. Caminar en el camino del mundo es incompatible a caminar con Dios, quizá por un tiempo abandonemos el camino bueno, pero llegará el día en que volvamos, no por nuestros meritos, sino por los de su sangre, la cual nos limpia de todo pecado, nos ilumina y nos purifica.


AP

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