"Y este es el mensaje que hemos oído de Él y que os anunciamos:
Dios es luz, y en él no hay tiniebla alguna. Si decimos que tenemos comunión
con él, pero andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad; mas si
andamos en la luz, como él está en la luz, tenemos comunión los unos con los
otros, y la sangre de Jesus su Hijo nos limpia de todo pecado."
El libro del
el Peregrino nos narra la historia de Cristiano, el cual consigue un libro que
le avisa de la inminente destrucción de su ciudad. Al salir se encuentra con
Evangelista, el cual le indica que su destino es seguir en el camino angosto y
no apartarse de él. En el transcurso encuentra algunos que intentan disuadirle
y por momentos lo consiguen llevándolo hacia otros caminos que llevan a la
perdición.
Juan nos va
a presentar en su carta varias evidencias de aquellos que son hijos de Dios, no
para condenar, sino para que nuestro gozo sea completo, y esta es la primera de
las evidencias, "y este es el
mensaje que hemos oído de Él y que os anunciamos: Dios es luz, y en él no hay
tiniebla alguna. Si decimos que tenemos comunión con él, pero andamos en
tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad; mas si andamos en la luz, como
él está en la luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la sangre de
Jesus su Hijo nos limpia de todo pecado."
Cristo es
luz, no existe oscuridad en Él, Él brilla e ilumina la tierra, es quien da luz,
es puro y blanco, sin pecado ni maldad, su camino es el de la luz, y cuando su
luz nos alcanzó fue entonces cuando toda nuestra maldad quedó al descubierto,
vimos nuestro pecado y nos arrepentimos. En su camino es de luz, deja visible
todo lo malo.
¿Por qué
camino estamos andando? Vivimos en un mundo lleno de tinieblas, un mundo que
adora y desea la oscuridad, donde dan rienda suelta al pecado y a los placeres
del hombre, pero nosotros no debiéramos ir nunca por esos caminos, sino todo lo
contrario, caminar en el camino de la luz y al caminar por este camino nos
llenaremos de luz y alumbraremos allí donde estemos. Caminar en el camino del
mundo es incompatible a caminar con Dios, quizá por un tiempo abandonemos el
camino bueno, pero llegará el día en que volvamos, no por nuestros meritos,
sino por los de su sangre, la cual nos limpia de todo pecado, nos ilumina y nos
purifica.
AP
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