"Pablo, prisionero de Cristo Jesús, y el hermano Timoteo: A
Filemón nuestro amado hermano y colaborador, y a la hermana Apia, y a Arquipo,
nuestro compañero de milicia, y a la iglesia que está en tu casa: Gracia a
vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Doy
gracias a mi Dios siempre, haciendo mención de ti en mis oraciones, porque oigo
de tu amor y de la fe que tienes hacia el Señor Jesús y hacia todos los santos;
y ruego que la comunión de tu fe llegue a ser eficaz por el conocimiento de
todo lo bueno que hay en vosotros mediante Cristo. Pues he llegado a tener
mucho gozo y consuelo en tu amor, porque los corazones de los santos han sido
confortados por ti, hermano."
La opinión que los demás
tienen de nosotros sin duda es algo importante, queramos o no a todos nos
importa lo que de nosotros piensan nuestros amigos, familiares, compañeros,
etc. Sus opiniones tienen afectación directa en lo que hacemos y por más que
queramos engañarnos y decir que no nos importa, en mayor o menor medida causa
en nosotros una reacción, necesitamos sentirnos bien valorados por los demás y
que piensen bien de nosotros. Pero no nos equivoquemos tampoco, la opinión que
puedan tener de nosotros es directamente proporcional no nuestros hechos y
nuestros actos, lo que hacemos sin duda afecta a la opinión de otros.
Filemón era alguien que
causaba una buena impresión, así lo demuestra Pablo, "Pablo, prisionero de Cristo Jesús, y el hermano Timoteo: A
Filemón nuestro amado hermano y colaborador, y a la hermana Apia, y a Arquipo,
nuestro compañero de milicia, y a la iglesia que está en tu casa: Gracia a
vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Doy
gracias a mi Dios siempre, haciendo mención de ti en mis oraciones, porque oigo
de tu amor y de la fe que tienes hacia el Señor Jesús y hacia todos los santos;
y ruego que la comunión de tu fe llegue a ser eficaz por el conocimiento de
todo lo bueno que hay en vosotros mediante Cristo. Pues he llegado a tener
mucho gozo y consuelo en tu amor, porque los corazones de los santos han sido
confortados por ti, hermano."
Vemos que Pablo muestra su
admiración hacia Filemón y lo primero que hace es dar gracias a Dios por el
trabajo y la labor de Filemón, porque estaba siendo de provecho para el
evangelio por su amor y fe a Dios y esto estaba afectando al resto de hermanos.
Esto de Pablo nos enseña algo, debemos dar gracias a Dios por el trabajo en la
fe y en el evangelio de los demás, de pastores, evangelistas, obreros,
ancianos, misioneros, diáconos, por todos aquellos que propagan y mantienen
vivo el evangelio hoy en día.
Esto que estaba pasando con
Filemón no era casualidad, ni Pablo estaba intentando hacerle la pelota, sino
que Filemón, con su vida y su forma de ser, en cierta manera se había ganado
estos halagos, no porque él los estuviese buscando ni mucho menos, sino porque
Filemón era alguien activo y que ante todo buscaba agradar a Dios y trabajar en
su obra. ¿Qué halagos recibimos nosotros? ¿Para quién estamos trabajando? ¿Son
nuestras obras objeto de alabanza a Dios o buscamos ser nosotros alabados? Que
importante es trabajar para que Cristo sea el glorificado, y sin duda esto
provocará que aquellos que aman el evangelio, nos admiren, no por nosotros,
sino porque Cristo es glorificado.
AP
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