Salmo 119:1-8 - Bienaventurados los amantes de la ley



"¡Cuán bienaventurados son los de camino perfecto, los que andan en la ley del Señor! ¡Cuán bienaventurados son los que guardan sus testimonios, y con todo el corazón le buscan! No cometen iniquidad, sino que andan en sus caminos. Tú has ordenado tus preceptos, para que los guardemos con diligencia. ¡Ojalá mis caminos sean afirmados para guardar tus estatutos! Entonces no seré avergonzado, al considerar todos tus mandamientos. Con rectitud de corazón te daré gracias, al aprender tus justos juicios. Tus estatutos guardaré; no me dejes en completo desamparo."

La ley es una norma jurídica dictada por el legislador, en que se manda o prohíbe algo en consonancia con la justicia cuyo incumplimiento conlleva a una sanción. Según el jurista panameño Cesar Quintero, la ley es una «norma dictada por una autoridad pública que a todos ordena, prohíbe o permite, y a la cual todos deben obediencia». Las leyes son delimitadoras del libre albedrío de las personas dentro de la sociedad. Se puede decir que la ley es el control externo que existe para la conducta humana, en pocas palabras, las normas que rigen nuestra conducta social.

Este es el significado que wikipedia da de lo que es la ley, y leyendo su explicación parece bastante obvio que obedecerla es una buena decisión. En su definición habla del legislador, y el legislador por excelencia es Dios, y el salmista habla de cómo los hijos de Dios deben responder ante la ley, "¡Cuán bienaventurados son los de camino perfecto, los que andan en la ley del Señor! ¡Cuán bienaventurados son los que guardan sus testimonios, y con todo el corazón le buscan! No cometen iniquidad, sino que andan en sus caminos. Tú has ordenado tus preceptos, para que los guardemos con diligencia. ¡Ojalá mis caminos sean afirmados para guardar tus estatutos! Entonces no seré avergonzado, al considerar todos tus mandamientos. Con rectitud de corazón te daré gracias, al aprender tus justos juicios. Tus estatutos guardaré; no me dejes en completo desamparo."

Nadie en su sano juicio parece que pudiese decir la palabras del salmista,  ¿acaso será feliz alguien que ame la ley? La ley parece que lo único que quiere demostrarnos es que quiere fastidiarnos. Pero la ley ofrece una certeza, la de que somos malos e incapaces de cumplirla, "Ahora bien, sabemos que cuanto dice la ley, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se calle y todo el mundo sea hecho responsable ante Dios; porque por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de Él; pues por medio de la ley viene el conocimiento del pecado. Pero ahora, aparte de la ley, la justicia de Dios ha sido manifestada, atestiguada por la ley y los profetas; es decir, la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen; porque no hay distinción; por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios exhibió públicamente como propiciación por su sangre a través de la fe, como demostración de su justicia, porque en su tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente, para demostrar en este tiempo su justicia, a fin de que Él sea justo y sea el que justifica al que tiene fe en Jesús."

Debemos amar a los mandamientos de Dios, andar en ellos, intentar ser diligentes en nuestro andar y afirmar nuestros caminos conforme a sus estatutos, guardarlos y rendirnos ante la evidencia que somos incapaces de cumplirlos, que aunque lo deseemos con todas nuestras fuerzas, nunca podremos llegar a cumplirlos y entonces acercarnos a la cruz en busca de justicia. No justicia para condenarnos, sino justicia para ser salvos por medio de la cruz y la sangre de Cristo, el cual con su muerte ha roto la barrera que nos separaba de Dios y ahora podemos ser salvos. Amemos los estatutos de Dios y abracemos la cruz, solo de esta manera obtendremos la consolación y perdón divinos.


AP

Comentarios

  1. Quiero ser fiel a tu palabra Señor, aprender hacer tu voluntad y no la mia ayudame por favor Señor

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  2. La palabra de Dios es hermosa vale que nuestro patrón de conducta y modales sea Ella nuestra guía y nuestra brújula que nos conducen siempre a puertos de bendición y prosperidades, desobedecer la es un desastre moral y espiritual.
    OBEDECERLA COMO EL SALMISTA, será de gran provecho en forma integral.

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