Salmo 119:145-152 - La palabra que permanece



"He clamado con todo mi corazón; ¡respóndeme, Señor! Guardaré tus estatutos. A ti clamé; sálvame, y guardaré tus testimonios. Me anticipo al alba y clamo; en tus palabras espero. Mis ojos se anticipan a las vigilias de la noche, para meditar en tu palabra. Oye mi voz conforme a tu misericordia; vivifícame, oh Señor, conforme a tus ordenanzas. Se me acercan los que siguen la maldad; lejos están de tu ley. Tú estás cerca, Señor, y todos tus mandamientos son verdad. Desde hace tiempo he sabido de tus testimonios, que para siempre los has fundado."

Nada hay eterno en la tierra, todos nacemos, crecemos y morimos, el concepto eternidad no está afincado en nuestros tiempos, tenemos mentes finitas que nos dan conciencia de que llegará el día en que todo acabe, en que dejemos de respirar, de pensar, de sentir y entonces todo llegará al fin. Este es el pensamiento de nuestras mentes, la sensación que vivimos cada día, no sabemos cuándo dejaremos de existir.

Todo tiene un fin, pero ¿es esto realmente así? "He clamado con todo mi corazón; ¡respóndeme, Señor! Guardaré tus estatutos. A ti clamé; sálvame, y guardaré tus testimonios. Me anticipo al alba y clamo; en tus palabras espero. Mis ojos se anticipan a las vigilias de la noche, para meditar en tu palabra. Oye mi voz conforme a tu misericordia; vivifícame, oh Señor, conforme a tus ordenanzas. Se me acercan los que siguen la maldad; lejos están de tu ley. Tú estás cerca, Señor, y todos tus mandamientos son verdad. Desde hace tiempo he sabido de tus testimonios, que para siempre los has fundado."

La eternidad ha sido perseguida por el ser humano durante toda su historia, hemos logrado alargar nuestros días y hoy no es de extrañar ver a personas que alcanzan los 90 años de edad, pero por el momento y así será hasta la venida de Cristo, pero hay algo ya en esta tierra que sí que es infinito, los testimonios de Dios, sus mandamientos, sus palabras "el cielo y la tierra pasarán mas su palabra no pasará."

Y así es, nosotros viviremos durante años, pasaremos, pero la Palabra de Dios permanecerá para siempre, es eterna e indestructible, incomparable, perfecta y dada a conocer para el ser humano, es útil y maravillosa. Es todo un reto guardarla y cumplirla, nos enseña a rogar a Dios por ayuda para cumplirla, para meditar en ella, para entenderla y aplicarla. Su Palabra será preservada y ningún intento por eliminarla tendrá éxito.

AP

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