"Enséñame, oh Señor, el camino de tus
estatutos, y lo guardaré hasta el fin. Dame entendimiento para que guarde tu
ley y la cumpla de todo corazón. Hazme andar por la senda de tus mandamientos,
porque en ella me deleito. Inclina mi corazón a tus testimonios y no a la
ganancia deshonesta. Aparta mis ojos de mirar la vanidad, y vivifícame en tus
caminos. Confirma a tu siervo tu palabra, que inspira reverencia por ti. Quita
de mí el oprobio que me causa temor, porque tus juicios son buenos. He aquí,
anhelo tus preceptos; vivifícame por tu justicia."
En la historia del
cristianismo muchos son los avivamientos que han sucedido, empezando por Nínive
con la predicación de Jonás, donde 120.000 personas se convirtieron, las
predicaciones de Pedro que inició con Pentecostés y que lanzó el evangelio por
todo el imperio. La reforma trajo un nuevo avivamiento en el centro de Europa y
los siglos XVIII - XIX donde el poder de Dios se derramó de manera sobrenatural
tienen un denominador común, la palabra de Dios.
La palabra, los estatutos y
los mandamientos de Dios es lo que transforma el corazón, y es quien aviva el
fuego del Espíritu en nosotros, así escribe el salmista, "enséñame, oh Señor, el camino de tus estatutos, y lo guardaré
hasta el fin. Dame entendimiento para que guarde tu ley y la cumpla de todo
corazón. Hazme andar por la senda de tus mandamientos, porque en ella me
deleito. Inclina mi corazón a tus testimonios y no a la ganancia deshonesta.
Aparta mis ojos de mirar la vanidad, y vivifícame en tus caminos. Confirma a tu
siervo tu palabra, que inspira reverencia por ti. Quita de mí el oprobio que me
causa temor, porque tus juicios son buenos. He aquí, anhelo tus preceptos;
vivifícame por tu justicia."
Los avivamientos más recientes
tienen un denominador común, la vuelta a las escrituras, la vuelta a la gracia,
la vuelta a la divinidad de Dios, a la imposibilidad del hombre de salvarse por
sí mismo, al reforma marca la vuelta a la verdad con su lema solo fe, solo
escritura, solo gracia. No puede haber avivamiento sin volver a las escrituras,
no podemos llenarnos de Dios si no entendemos y creemos que su gracia es
soberana y libre, es imposible ser avivados si continuamos con doctrinas
centradas en el hombre y no en Dios.
Este es el gran problema de
nuestro tiempo, predicaciones que hablan de lo importante que somos para Dios,
del plan de Dios para nuestras vidas, es cierto que Dios tiene un plan, pero no
es para nuestra vida, es para glorificar a Dios, somos los actores secundarios
y nuestra misión es la de participar del plan divino de Dios. Se habla sobre
autoestima y que no somos tan malos, lo cual disminuye la santidad de Dios, la
cual es inalcanzable, hablamos de personajes bíblicos como ejemplos a seguir en
lugar de ver que es imposible y solo por medio de Cristo podemos llegar a ser
justos y santos. La Biblia aviva el corazón porque nos muestra nuestra
suciedad, inspira reverencia por Dios y nos hace entender que los juicios son
buenos. Leamos la Biblia y roguemos a Dios que nos avive por su justicia.
AP
El significado
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