Salmo 119:41-48 - La palabra que liberta


"Venga también a mí tu misericordia, oh Señor, tu salvación, conforme a tu palabra. Y tendré respuesta para el que me afrenta, pues confío en tu palabra. No quites jamás de mi boca la palabra de verdad, porque yo espero en tus ordenanzas. Y guardaré continuamente tu ley, para siempre y eternamente. Y andaré en libertad, porque busco tus preceptos. Hablaré también de tus testimonios delante de reyes, y no me avergonzaré. Y me deleitaré en tus mandamientos, los cuales amo. Levantaré mis manos a tus mandamientos, los cuales amo, y meditaré en tus estatutos."

Sin ninguna duda hoy en día más que nunca parece que la libertad, al menos en occidente es total, todo el mundo puede hacer lo que quiera, las normas poco a poco van desapareciendo y parece que todo el mundo puede hacer lo que quiera, únicamente la moralidad social marcará realmente los límites de la libertad, solo nuestras consciencias delimitarán hasta donde podemos llegar en nuestros actos.

Pero, ¿somos realmente libres? ¿Podemos hacer lo que queramos? No, la realidad no existe, excepto en un caso, "venga también a mí tu misericordia, oh Señor, tu salvación, conforme a tu palabra. Y tendré respuesta para el que me afrenta, pues confío en tu palabra. No quites jamás de mi boca la palabra de verdad, porque yo espero en tus ordenanzas. Y guardaré continuamente tu ley, para siempre y eternamente. Y andaré en libertad, porque busco tus preceptos. Hablaré también de tus testimonios delante de reyes, y no me avergonzaré. Y me deleitaré en tus mandamientos, los cuales amo. Levantaré mis manos a tus mandamientos, los cuales amo, y meditaré en tus estatutos."

No existe el hombre libre, todos somos esclavos de nuestros corazones, nadie puede afirmar hacer lo que quiere, el pecado nos esclaviza, nuestro corazón tiende a hacer lo malo a que nuestra voluntad se decante hacia todo aquello que aparentemente podría ser bueno pero la realidad es que es contrario a Dios y la libertad que nos vende no es más que falsa libertad, seguimos siendo esclavos y la sociedad cada vez nos hace más.

Pero si que existe una verdadera libertad, la libertad que se encuentra en la verdad, en la Biblia. Libertad que llega de manera misericordiosa, que no merecemos, libertad que nos salva, libertad ante los ataques enemigos, libertad de andar en los preceptos divinos, libertad de amar a Dios y no ser controlados por el pecado, pero para ser libre necesitamos conocer la verdad, amar los mandamientos y meditar en ellos, dedicar tiempo a escudriñarlos y que ellos sean quienes nos guíen hasta la plena libertad de Jesucristo.

AP

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