"Mi alma desfallece por tu salvación; en tu palabra espero. Mis
ojos desfallecen esperando tu palabra, mientras digo: ¿Cuándo me consolarás?
Aunque he llegado a ser como odre al humo, no me olvido de tus estatutos.
¿Cuántos son los días de tu siervo? ¿Cuándo harás juicio contra mis
perseguidores? Fosas me han cavado los soberbios, los que no están de acuerdo
con tu ley. Todos tus mandamientos son fieles; con mentira me han perseguido;
¡ayúdame! Casi me destruyen en la tierra, mas yo no abandoné tus preceptos.
Vivifícame conforme a tu misericordia, para que guarde el testimonio de tu
boca."
El nombre de algunas personas
nunca será conocido, anónimos que sin duda su historia merece ser recordada
porque son verdaderos milagros. Genelle Guzman es una de estas personas cuyo
nombre pasará desapercibido. Esta mujer de 45 años es una de las supervivientes
del atentado de las torres gemelas en 11 de septiembre de 2001. Hoy en día
tiene 2 hijas y son la alegría de su vida y el día del trágico atentado era una
de las 14.154 personas que trabajaban en el WTC. Genelle ha pasado a la
historia por ser la última superviviente rescatada tras 27 horas bajo los
escombros. Genelle escribió un libro llamado "Un ángel entre los
escombros" donde narra como un misterioso personaje llamado Paul le tendió
la mano para salir de su situación. “He escrito este libro porque quería
compartir con el mundo mi transformación. Soy una persona totalmente diferente.
Antes sólo pensaba en divertirme, en ir de fiesta, pero la estancia entre los escombros
cambió mi vida, encontré a Dios en el desastre. Ahora entiendo a mi madre
cuando intentaba enseñarme el verdadero compromiso. Supe que no quería volver
siendo la misma Genelle”.
Genelle está totalmente
atrapada y en aquellos momentos rogaba a Dios una salida, rogaba por su
salvación, esto recuerdan a las palabras del salmista "mi alma desfallece por tu salvación; en tu palabra espero. Mis
ojos desfallecen esperando tu palabra, mientras digo: ¿Cuándo me consolarás?
Aunque he llegado a ser como odre al humo, no me olvido de tus estatutos.
¿Cuántos son los días de tu siervo? ¿Cuándo harás juicio contra mis
perseguidores? Fosas me han cavado los soberbios, los que no están de acuerdo
con tu ley. Todos tus mandamientos son fieles; con mentira me han perseguido;
¡ayúdame! Casi me destruyen en la tierra, mas yo no abandoné tus preceptos.
Vivifícame conforme a tu misericordia, para que guarde el testimonio de tu
boca."
El salmista necesitaba ser
rescatado, se sentía desfallecer, su mundo se destruía y sus fuerzas
desaparecían, buscaba consuelo y parecía no llegar, sus enemigos le
presionaban, le atrapaban, no le dejaban tranquilo, su vida empezaba a perder
el sentido, la persecución que sufría era tan grande que se sentía enterrado y
clama por ayuda, y la busca y la encuentra, no llegó ninguna experiencia
sobrenatural, no cayó fuego del cielo, si la fuerza de Sansón llegó a su
cuerpo, su consuelo, su fuerza, su rescate fue la Palabra, los mandamientos de
Dios, los preceptos, el testimonio, la Biblia.
En ocasiones buscamos
experiencias sobrenaturales que nos libren y nos hagan andar por las nubes,
buscamos grandes derramamientos del Espíritu en nuestras vidas para que
volvamos a ser vivificados, este es el rescate que deseamos pero en ocasiones
no es el que vendrá. Dios nos ha dejado nuestro rescate escrito en papel, cada
palabra escrita en la Biblia es una palabra para ser rescatado cuando
desfallecemos, una promesa a la que agarrarnos cuando todo se complica, un
mandamiento que seguir y un camino por el que caminar. La Biblia nos muestra
cual es el verdadero salvador y es quien nos da testimonio de que somos hijos
de Dios, ella es nuestro rescate.
AP
Gracias!
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