Salmo 119:9-16 - En busca de la santidad



"¿Cómo puede el joven guardar puro su camino? Guardando tu palabra. Con todo mi corazón te he buscado; no dejes que me desvíe de tus mandamientos. En mi corazón he atesorado tu palabra, para no pecar contra ti. Bendito tú, oh Señor; enséñame tus estatutos. He contado con mis labios de todas las ordenanzas de tu boca. Me he gozado en el camino de tus testimonios, más que en todas las riquezas. Meditaré en tus preceptos, y consideraré tus caminos. Me deleitaré en tus estatutos, y no olvidaré tu palabra."

La importancia de una palabra o personaje en internet se mide por el número de veces que es buscada en Google, este es el valor que se utiliza para calcular el interés de esta palabra, persona, o cosa. Si tuviésemos que hacer un ranking de las palabras más utilizadas en la Biblia, sin duda  nos serviría para poder hacernos una idea de las cosas que más interés Dios ha querido enfatizar. Una de las palabras que por nuestra lógica más debería aparecer es la palabra santidad, ya que es un aspecto que enfatizamos mucho en nuestras predicaciones, pero la realidad es que la versión de la Reina Valera de 1960 únicamente nos muestra esta palabra 27 veces.

¿Estamos dándole a la santidad un papel que Dios no le ha dado? ¿Estaremos poniendo a la santidad en un lugar que no le corresponde? Estas preguntas nos llevan a una conclusión, la Biblia hay que leerla entre líneas. La santidad es un tema recursivo en la Biblia aunque no aparezca la palabra escrita con todas sus letras, y estos versos del salmo 119 son una muestra, "¿Cómo puede el joven guardar puro su camino? Guardando tu palabra. Con todo mi corazón te he buscado; no dejes que me desvíe de tus mandamientos. En mi corazón he atesorado tu palabra, para no pecar contra ti. Bendito tú, oh Señor; enséñame tus estatutos. He contado con mis labios de todas las ordenanzas de tu boca. Me he gozado en el camino de tus testimonios, más que en todas las riquezas. Meditaré en tus preceptos, y consideraré tus caminos. Me deleitaré en tus estatutos, y no olvidaré tu palabra."

La pregunta con la que empieza el texto ya nos lanza la idea de santidad, ¿acaso guardar puro el camino no es sinónimo de ser santo? Por supuesto que sí, no hay duda al respecto, la santidad no es un estado moral, ni un pensamiento, es un estilo de vida, diferente y remarcado. Pero podemos preguntarnos algo, ¿Cómo puedo yo ser santo? ¿Cómo puedo avanzar en mi santidad? ¿Puedo hacer yo algo al respecto? Las respuestas a estas preguntas podrían ser muchas y variadas, pero hay una verdad central, solo se puede alcanzar la santidad conociendo los requisitos de ella, y esto solo se encuentra en la Biblia.

La Biblia muestra los requisitos para alcanzar la santidad, y este texto nos los muestra claramente. Comienza guardando la palabra y rogando a Dios que nos ayude a mantenernos firmes en sus mandamientos, esto produce en nosotros un deseo del bien y de no ofender a Dios con nuestros pecados. Este temor a hacer lo malo ruega a Dios que nos ayude a interpretar la Biblia, lo cual nos hace comprender que la obediencia a Dios es mayor que cualquier riqueza o premio de esta tierra, y entonces empezamos a meditar en la Biblia, no solo a leerla, sino a entenderla y meditar en ella, y esto produce gozo y guardamos lo que leemos, lo cual se queda grabado como a fuego en nuestro corazón. No nos rindamos ni nos cansemos, sigamos en busca de la santidad.


AP

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