Éxodo 8 - Una noche más con ranas



"Entonces Faraón llamó a Moisés y Aarón, y dijo: Rogad al Señor para que quite las ranas de mí y de mí pueblo, y yo dejaré ir al pueblo para que ofrezca sacrificos al Señor. Y Moisés dijo a Faraón: Dígnate decirme cuando he de rogar por ti, por tus siervos y por tu pueblo, para que las ranas sean quitadas de ti y de tus casas y queden solamente en el río. Y él respondió: Mañana. Entonces Moisés dijo: Sea conforme a  tu palabra para que sepas que no hay nadie como el Señor nuestro Dios."

El mayor imperio conocido hasta el momento está sufriendo una grave crisis, el que parecía invencible empieza a tambalearse, los esclavos que tanto beneficio habían producido al país se empezaban a rebelar, solo dos hombres hablando en nombre de un Dios estaban poniendo en verdaderos problemas a un Faraón que pensaba que comenzaba a tener problemas que no podía controlar, las plagas se producían una tras otra y su corazón cada vez se endurecía más contra los judíos y contra Dios.

En esta situación, todo el país se llena de ranas, las ropas se llenan también, no se puede dormir en camas porque las ranas lo han invadido todo, y ante esto Moisés vuelve a aparecerse a Faraón, "entonces Faraón llamó a Moisés y Aarón, y dijo: Rogad al Señor para que quite las ranas de mí y de mí pueblo, y yo dejaré ir al pueblo para que ofrezca sacrificos al Señor. Y Moisés dijo a Faraón: Dígnate decirme cuando he de rogar por ti, por tus siervos y por tu pueblo, para que las ranas sean quitadas de ti y de tus casas y queden solamente en el río. Y él respondió: Mañana. Entonces Moisés dijo: Sea conforme a  tu palabra para que sepas que no hay nadie como el Señor nuestro Dios."

El poder de Dios estaba siendo visible, obedeciendo a la palabra dicha por Moisés, un hombre conectado con el cielo y hablando palabras de Dios, trayendo juicio sobre todo un país y su gobernador haciendo caso omiso, su casa se esta viendo afectada, y ruega por misericordia, la cual recibe, y tiene la opción de decidir cuando las ranas desaparecerán de su casa, de su país, y su respuesta es mañana. ¿Porque no ahora? ¿Porque seguir con el castigo cuando tienes la posibilidad de acabar con él? Por la dureza del corazón de Faraón, por su tozudez y su orgullo.

¿Pasarás tú otra noche con ranas como Faraón? Prefirió seguir en sufrimiento una noche más antes de dar su brazo a torcer, ¿seguiremos siendo tozudos amando nuestros pecados o rogaremos al Señor que nos libre hoy de ellos? Es una pena ver como tantas veces seguimos amando nuestro estado pecaminoso y preferimos estar una noche más con las ranas en lugar de arrepentirnos. Hoy es día de hacer que las ranas desaparezcan, no por ti, no por tus fuerzas, sino como en Egipto para que sepas que no hay nadie como el Señor. El trono de la gracia esta abierto, puedes acercarte a él y clamar socorro y perdón para tu alma y hacer que las ranas desaparezcan de tu casa.

AP

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