"Y él les respondió: Soy hebreo, y temo al Señor Dios del cielo,
que hizo el mar y la tierra. Los hombres
se atemorizaron en gran manera y le dijeron: ¿Qué es esto que has hecho? Porque
ellos sabían que él huía de la presencia del Señor, por lo que él les había
declarado. Entonces le dijeron: ¿Qué haremos contigo para que el mar se calme
en torno nuestro? Pues el mar se embravecía más y más. Y él les dijo: Tomadme y
lanzadme al mar, y el mar se calmará en torno vuestro, pues yo sé que por mi
causa ha venido esta gran tempestad sobre vosotros."
Cuando un niño recibe una
orden de su padre o madre, si es algo que no le gusta intentará desobedecer y
hacer lo que él quiere, siempre que sea posible, si en vez de un niño es un
adolescente, sin duda, si existe la más mínima posibilidad de tomar el camino
que él desea lo hará, no dudará ni un segundo, buscará conseguir saltarse la
orden y desobedecerá si es necesario, aunque para ello tenga que mentir.
En una situación parecida es
en la que se encuentra Jonás, Dios le ha ordenado que vaya a Nínive, a donde
están sus enemigos y les predique, pero Jonás toma el camino totalmente
contrario y en el barco en que Jonás se encuentra, Dios va a preparar todo para
que su misericordia se vea en acción, una gran tormenta se desata y empiezan
todos a temer por sus vidas, "y él
les respondió: Soy hebreo, y temo al Señor Dios del cielo, que hizo el mar y la
tierra. Los hombres se atemorizaron en
gran manera y le dijeron: ¿Qué es esto que has hecho? Porque ellos sabían que
él huía de la presencia del Señor, por lo que él les había declarado. Entonces
le dijeron: ¿Qué haremos contigo para que el mar se calme en torno nuestro?
Pues el mar se embravecía más y más. Y él les dijo: Tomadme y lanzadme al mar,
y el mar se calmará en torno vuestro, pues yo sé que por mi causa ha venido
esta gran tempestad sobre vosotros."
Jonás no solo desobedece a
Dios, sino que además intenta huir, bien lejos de Él, intenta marcharse lo más
alejado posible de Dios a la otra punta, y cuando es descubierto, vemos que su
reacción no es de arrepentimiento, sino un suicidio encubierto, prefería que
los hombres le echaran al mar y morir así, que arrepentirse y volver a hacer la
voluntad de Dios y obedecer al Padre. Esto deja descubierto hasta qué punto el
corazón del hombre es malo y se inclina hacia el mal, incluso en los hijos de
Dios, Jonás prefería se echado al mar y morir que obedecer a Dios. ¿Hasta dónde
puede llegar nuestra rebeldía a Dios?
Pero no solo esto nos enseña
Jonás, vemos que él estaba dispuesto a morir para que otros pudiesen salvarse,
para que la tormenta nos les alcanzara, para que pudieran sobrevivir de esa
situación, exactamente lo mismo hizo Cristo, solo que en su caso era al revés,
Él era el inocente y se ofreció a ser sacrificado para salvar a los culpables
de la situación, a nosotros. Jonás y su sacrificio apuntan directamente al
sacrificio de Cristo, nos recuerda y señala que habrá alguien que entregará su
vida para que otros sean salvos, y ese no es otro que Jesucristo, por el cual
nosotros hemos sido librados de la muerte.
AP
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