"Cuando en mí desfallecía mi alma, del Señor me acordé; y mi
oración llegó hasta ti, hasta tu santo temple. Los que confían en vanos ídolos
su propia misericordia abandonan, mas yo con voz de acción de gracias te
ofreceré sacrificios. Lo que prometí, pagaré. La salvación es del Señor.
Entonces el Señor dio orden al pez, y éste vomitó al Jonás en tierra
firme."
Jame Bartley fue un marinero
que en 22 de noviembre de 1896 apareció en las páginas del New York post
explicando una historia casi increíble de creer, durante 36 horas estuvo en las
entrañas de una ballena. Esta historia se ha intentado desmentir y con pruebas científicas
acerca del sistema digestivo de la ballena y la imposibilidad de que una
personas pudiese sobrevivir a ese proceso. No sabemos si esto fue un simple
intento bastante lamentable de querer defender la historia de Jonás o
simplemente las acusaciones de esta historia buscan ridiculizar la verdad
bíblica.
Sea como fuere, una cosa queda
clara, Jonás estuvo dentro de un gran pez, el cual no se nos dice que fuese una
ballena, sino que Dios lo dispuso, tranquilamente puedo haber creado
exclusivamente un pez que cumpliese este cometido, y dentro de este pez
encontramos la clave del libro de Jonás, su tema central y el título de la
reflexión de hoy, "Cuando en mí
desfallecía mi alma, del Señor me acordé; y mi oración llegó hasta ti, hasta tu
santo temple. Los que confían en vanos ídolos su propia misericordia abandonan,
mas yo con voz de acción de gracias te ofreceré sacrificios. Lo que prometí,
pagaré. La salvación es del Señor. Entonces el Señor dio orden al pez, y éste
vomitó al Jonás en tierra firme."
Sí, este es el tema central
del libro, no es la desobediencia de Jonás, sino que la salvación es del Señor.
Desde el principio con Jonás desobedeciendo a Dios, hasta el final, con Dios
salvando a los ninivitas vemos algo que ocurre en todo momento, Dios empieza
salvando a los marineros, continúa salvando a Jonás en el mar, prosigue
salvando a los ninivitas y acaba declarando la soberanía de Dios de hacer lo
que quiere y salvar a quien quiere por medio de la calabacera. Igual que esto
pasó así, también nosotros podemos decir, la salvación es del Señor, cuando
predicamos el evangelio no depende tanto de nuestras palabras sino que la
salvación es del Señor, no es tan importante nuestra intención, sino que la
salvación es del Señor.
Pero no solo esto, sino que el
segundo capítulo de Jonás quiere mostrarnos las riquezas de Cristo, igual que
Jonás calló al mar y fue a parar a un sitio oscuro, a las profundidades de las
aguas y durante tres días estuvo desaparecido de la tierra, igualmente Cristo
también descendió tras su muerte a los abismo, y allí dio testimonio de que era
Dios y a los tres días igual que Jonás volvió a tierra firme, Cristo volvió
siendo diferente con un cuerpo glorificado. Jonás fue a Nínive y dio testimonio
de Dios al igual que Cristo dio testimonio de que era Dios. Jonás nos sirve
para entender y recordar como Cristo descendió al Seol y venció a la muerte de
manera milagrosa, y gracia a esto podemos decir nosotros como Jonás, la
salvación es del Señor.
AP
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