Salmo 125 - La mejor protección



"Los que confían en el Señor son como el monte Sion, que es inconmovible, que permanece para siempre. Como los montes rodean a Jerusalén, así el Señor rodea a su pueblo desde ahora y para siempre. 3 Pues el cetro de la impiedad no descansará sobre la tierra de los justos, para que los justos no extiendan sus manos para hacer el mal. Haz bien, Señor, a los buenos, y a los rectos de corazón. Mas a los que se desvían por sus caminos torcidos, el Señor los llevará con los que hacen iniquidad. Paz sea sobre Israel."

En la guerra no solamente cuenta tener buen armamento o buenos soldados, hace falta muchas más cosas, como por ejemplo la estrategia. Una buena estrategia militar en una batalla puede ser básica a la hora de decantarse la victoria hacia un lado de la balanza o hacia el otro. Antiguamente una buena estrategia era sin duda, cuando no existían los aviones y todos los ataques eran terrestres, situar las ciudades en valles rodeados por montes, de esta manera no solo era más fácil ver al enemigo acercarse, sino que limitas el acceso a la ciudad y se puede controlar mejor quien viene y por donde viene el ataque.

Dios es un Dios de amor y soberano, pero nunca hizo que su pueblo tuviese batalla, pero sí que los preparó para estar listos cuando llegara. "Los que confían en el Señor son como el monte Sion, que es inconmovible, que permanece para siempre. Como los montes rodean a Jerusalén, así el Señor rodea a su pueblo desde ahora y para siempre. Pues el cetro de la impiedad no descansará sobre la tierra de los justos, para que los justos no extiendan sus manos para hacer el mal. Haz bien, Señor, a los buenos, y a los rectos de corazón. Mas a los que se desvían por sus caminos torcidos, el Señor los llevará con los que hacen iniquidad. Paz sea sobre Israel."

La posición de defensa que supone estar rodeado de montes para Jerusalén tiene dos grandes objetivos que no han desaparecido hoy en día.

- Dios nos preservan del ataque de los enemigos. El Señor rodeó de montes Jerusalén con el objetivo de que nadie pudiese atacar, que nadie pudiese traspasar el umbral, rodeó su ciudad para que fuese preservada. Así hace Él con nosotros, nos ha rodeado de montes para librarnos del ataque del enemigo, desde el principio hasta el final, Dios ha buscado nuestra seguridad y como ovejas torpes y cabezonas que somos hemos sido guardados por Él.

- Dios nos preserva de hacer el mal. Pero el objetivo no solamente se basa en evitar que seamos atacados por el enemigo, sino que se complementa perfectamente su plan evitando que la maldad llegue a su pueblo, no para que no sea destruido, sino para que no sea convertido. Sí, Dios nos preserva, sí, Dios va más allá que únicamente velar por nuestra seguridad física, Él nos ofrece seguridad espiritual. Podemos estar tranquilos sabiendo que no permitirá que seamos atacados y convertidos por aquellos que hacen el mal, Él nos hará permanecer  y nos preservará como sus hijos.


AP

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