"Los que confían en el Señor son como el monte Sion, que es
inconmovible, que permanece para siempre. Como los montes rodean a Jerusalén,
así el Señor rodea a su pueblo desde ahora y para siempre. 3 Pues el cetro de
la impiedad no descansará sobre la tierra de los justos, para que los justos no
extiendan sus manos para hacer el mal. Haz bien, Señor, a los buenos, y a los
rectos de corazón. Mas a los que se desvían por sus caminos torcidos, el Señor
los llevará con los que hacen iniquidad. Paz sea sobre Israel."
En la guerra no solamente
cuenta tener buen armamento o buenos soldados, hace falta muchas más cosas,
como por ejemplo la estrategia. Una buena estrategia militar en una batalla
puede ser básica a la hora de decantarse la victoria hacia un lado de la balanza
o hacia el otro. Antiguamente una buena estrategia era sin duda, cuando no existían
los aviones y todos los ataques eran terrestres, situar las ciudades en valles
rodeados por montes, de esta manera no solo era más fácil ver al enemigo
acercarse, sino que limitas el acceso a la ciudad y se puede controlar mejor
quien viene y por donde viene el ataque.
Dios es un Dios de amor y
soberano, pero nunca hizo que su pueblo tuviese batalla, pero sí que los
preparó para estar listos cuando llegara. "Los
que confían en el Señor son como el monte Sion, que es inconmovible, que
permanece para siempre. Como los montes rodean a Jerusalén, así el Señor rodea
a su pueblo desde ahora y para siempre. Pues el cetro de la impiedad no
descansará sobre la tierra de los justos, para que los justos no extiendan sus
manos para hacer el mal. Haz bien, Señor, a los buenos, y a los rectos de
corazón. Mas a los que se desvían por sus caminos torcidos, el Señor los
llevará con los que hacen iniquidad. Paz sea sobre Israel."
La posición de defensa que supone estar rodeado de montes
para Jerusalén tiene dos grandes objetivos que no han desaparecido hoy en día.
- Dios nos preservan del ataque de los enemigos. El Señor rodeó de
montes Jerusalén con el objetivo de que nadie pudiese atacar, que nadie pudiese
traspasar el umbral, rodeó su ciudad para que fuese preservada. Así hace Él con
nosotros, nos ha rodeado de montes para librarnos del ataque del enemigo, desde
el principio hasta el final, Dios ha buscado nuestra seguridad y como ovejas
torpes y cabezonas que somos hemos sido guardados por Él.
- Dios nos preserva de hacer el mal. Pero el objetivo no solamente
se basa en evitar que seamos atacados por el enemigo, sino que se complementa
perfectamente su plan evitando que la maldad llegue a su pueblo, no para que no
sea destruido, sino para que no sea convertido. Sí, Dios nos preserva, sí, Dios
va más allá que únicamente velar por nuestra seguridad física, Él nos ofrece
seguridad espiritual. Podemos estar tranquilos sabiendo que no permitirá que
seamos atacados y convertidos por aquellos que hacen el mal, Él nos hará
permanecer y nos preservará como sus
hijos.
AP
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