Éxodo 12 - El sacrificio de la liberación


"Pues el Señor pasará para herir a los egipcios; y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes de la puerta, el Señor pasará de largo aquella puerta, y no permitirá que el ángel destructor entre en vuestras casas para heriros. Y guardaréis esta ceremonia como ordenanza para vosotros y para vuestros hijos para siempre. Y cuando entréis a la tierra que el Señor os dará, como ha prometido, guardaréis este rito. Y sucederá que cuando vuestros hijos os pregunten: “¿Qué significa este rito para vosotros?”, vosotros diréis: “Es un sacrificio de la Pascua al Señor, el cual pasó de largo las casas de los hijos de Israel en Egipto cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas.” Y el pueblo se postró y adoró."

España es un país muy religioso en cuanto a las fiestas y esto se ve de manera especial en la semana santa. No es de extrañar ver en muchos pueblos donde sacan sus imágenes y las pasean a hombres de muchos cofrades para que todos vean a sus Cristos en diferentes situaciones. La semana santa intenta rememorar la pasión de Cristo y donde sin duda más espectacular debe ser es en Sevilla donde en una sola semana más de 60 hermandades procesionan hacia la catedrla de la ciudad y miles de personas salen a la calle para verlo, creyendo que de alguna forma esto agrada a Dios.

En Egipto empezó la costumbre de recordar la muerte de Cristo, aunque ellos aun no lo sabían, lo que Dios le estaba enseñando, no era más que una representación de lo que vendría después, "pues el Señor pasará para herir a los egipcios; y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes de la puerta, el Señor pasará de largo aquella puerta, y no permitirá que el ángel destructor entre en vuestras casas para heriros. Y guardaréis esta ceremonia como ordenanza para vosotros y para vuestros hijos para siempre. Y cuando entréis a la tierra que el Señor os dará, como ha prometido, guardaréis este rito. Y sucederá que cuando vuestros hijos os pregunten: “¿Qué significa este rito para vosotros?”, vosotros diréis: “Es un sacrificio de la Pascua al Señor, el cual pasó de largo las casas de los hijos de Israel en Egipto cuando hirió a los egipcios, y libró nuestras casas.” Y el pueblo se postró y adoró."

Este era el ritual que libraría a cualquier familia de que su hijo primogénito muriera, era la forma en que los judíos podrían librarse de la última de las plagas que Dios iba a traser sobre Egipto y que acabaría con la liberación del pueblo de Israel y el camino hacia la tierra prometida. Pero este ritual de manchar los dinteles con sangre, de sacrificar un cordero y de recordarlo generación tras generación no se quedó unicamente en Egipto, durante generaciones Israel lo hizo, durante generaciones las familias judías mataban un cordero y llegó el día que un hombre simbolicamente cumplió la función del cordero, y su sangre empapó la madera, siendo su mismo Padre, el que le entregó y sacrificó en la cruz.

Y hoy nosotros lo celebramos, tomamos un poco de vino y un trozo de pan y recordamos, semana tras semana, mes tras mes, el sacrificio de Cristo, mientras los judíos celebraban la liberación de la esclavitud egipcia y la partida hacia la tierra prometida por Dios, hoy, sus hijos celebramos la liberación del pecado, que somos parte de la familia de Dios y la partida hacia la tierra prometida por Dios en el cielo, la nueva Jerusalén. La sangre de Cristo sobre los dinteles de nuestro corazón nos libran de la muerte y nos dan esperanza, nos traen seguridad de salvación. Nuestra misión, arrepentirnos de nuestros pecados y explicar a nuestros hijos como Dios nos ha librado para que ellos también crean.

AP

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