Éxodo 16 - Nuestro maná del cielo



"Y sucedió que mientras Aarón hablaba a toda la congregación de los hijos de Israel, miraron hacia el desierto y, he aquí, la gloria del Señor se apareció en la nube. Y habló el Señor a Moisés, diciendo: He oído las murmuraciones de los hijos de Israel. Háblales, diciendo: “Al caer la tarde comeréis carne, y por la mañana os saciaréis de pan; y sabréis que yo soy el Señor vuestro Dios.” Y sucedió que por la tarde subieron las codornices y cubrieron el campamento, y por la mañana había una capa de rocío alrededor del campamento. Cuando la capa de rocío se evaporó, he aquí, sobre la superficie del desierto había una cosa delgada, como copos, menuda, como la escarcha sobre la tierra. Al verla, los hijos de Israel se dijeron unos a otros: ¿Qué es esto?, porque no sabían lo que era. Y Moisés les dijo: Es el pan que el Señor os da para comer."

La travesía por el desierto no fue para nada tranquila, más bien todo lo contrario fue una dura prueba de cuarenta años para Israel, que aunque veía las misericordias de Dios y había visto su poder en Egipto seguía siendo un pueblo desagradecido, infiel y murmurador, que en cuanto la situación se ponía un poco adversa su respuesta siempre era la misma, la crítica y la queja, pero Dios nunca dejó de ser misericordiosos, sino que con sus quejas Él trajo providencia y cuidado.

Así, en esta situación, Dios actúa, "y sucedió que mientras Aarón hablaba a toda la congregación de los hijos de Israel, miraron hacia el desierto y, he aquí, la gloria del Señor se apareció en la nube. Y habló el Señor a Moisés, diciendo: He oído las murmuraciones de los hijos de Israel. Háblales, diciendo: “Al caer la tarde comeréis carne, y por la mañana os saciaréis de pan; y sabréis que yo soy el Señor vuestro Dios.” Y sucedió que por la tarde subieron las codornices y cubrieron el campamento, y por la mañana había una capa de rocío alrededor del campamento. Cuando la capa de rocío se evaporó, he aquí, sobre la superficie del desierto había una cosa delgada, como copos, menuda, como la escarcha sobre la tierra. Al verla, los hijos de Israel se dijeron unos a otros: ¿Qué es esto?, porque no sabían lo que era. Y Moisés les dijo: Es el pan que el Señor os da para comer."

Ante la murmuración del pueblo contra Moisés y Aarón, Dios decide proveer de alimento al pueblo, mediante codornices y un alimento especial, maná, una especie de pan como un copo, preparado y diseñado únicamente para el pueblo en su peregrinar por el desierto, un pueblo que murmuraba contra Dios, que había olvidado en muy poco tiempo los milagros y el poder que Dios había demostrado, ahora volvía a ver cada día como la gloria de Dios descendía desde el cielo en forma de alimento.

Nosotros no recibimos pan diario para comer desde el cielo, necesitamos trabajar, pero sí que hemos recibido un maná mayor aun que el de estos, Jesucristo descendiendo desde el cielo, el pan de vida que vino a la tierra y que se nos ha aparecido, que nos ha encontrado y de Él comemos, de Él es que nuestro espíritu se alimenta, en Él nuestras necesidades básicas son cubiertas. Jesús es el maná perfecto y que a diferencia del que caía en el desierto no se hecha a perder, es eterno y para siempre perdurará. ¿Tienes hambre? Aliméntate de Jesús, nuestro maná, la respuesta a nuestras críticas y enemistades hacia Dios.


AP

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