Si pensamos en cuentos
infantiles, entre los que nos pueden venir a la cabeza aparece el de pinocho,
ese muñeco de madera creado por Gepetto que pide un deseo y se recibe vida, con
una particularidad, cada mentira hará que le crezca la nariz, lo cual es un
verdadero problema, ya que no podrá ocultar sus mentiras. Estas mismas mentiras
son las que le crean multiples problemas tanto que acaba finalmente en el
estomago de una ballena.
Las mentiras no trajeron nada
bueno para Pinocho, sino más problemas aun, parecía que iban a librarle de
problemas aparentemente pero no consiguió nada más que meterse en más problemas
y no solo a él, sino también a quienes le rodeaban, pero como todo cuento tiene
un final feliz. No siempre ocurre así cuando mentimos, es más, pueden tener
consecuencias terribles. Dios previendo nuestro corazón puso la ley para
ayudarnos a evitar estos problemas, “No
darás falso testimonio contra tu prójimo”.
Además Dios no solo hizo la ley
para evitar la mentira de los unos a los otros, sino para evitar que manchemos
el nombre de otros con mentiras, aquí entran los chismorreos, la crítica, la
murmuración, cosas tan fáciles en las que caer que debemos andar con mucho
cuidado y ser precavidos para no caer en ella. Esta es sin duda una las armas
preferidas de nuestro enemigo y un dulce que acaba teniendo un sabor muy amargo
ya que puede romper amistades, relaciones e incluso familias y por supuesto
hacer mucho daño a la iglesia.
Necesitamos estar alertas,
cuidado con hablar de otros y más si hablamos y mentimos, recordemos que esto
es la herramienta que utilizaron para prender a Jesús, presentar falsos
testigos, que mintiesen para que el justo pudiese ser condenado, para que el
perfecto pudiese ser acusado por sus enemigos, ¿de verdad participaremos
nosotros de las mismas estrategias que acabaron con Jesús en la cruz? Que Dios
nos ayude a huir de esto y no caer nunca en el falso testimonio, sino que
sigamos el consejo dado por Pablo, “hasta
que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de
Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la
plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños, sacudidos por las olas y
llevados de aquí para allá por todo viento de doctrina, por la astucia de los
hombres, por las artimañas engañosas del error; sino que hablando la verdad en
amor, crezcamos en todos los aspectos en aquel que es la cabeza, es decir,
Cristo.”
AP
estar siempre a la estatura de cristo Jesús. que es toda verdad
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