Éxodo 20:18-26 - Experiencias sobrenaturales



"Y respondió Moisés al pueblo: No temáis, porque Dios ha venido para poneros a prueba, y para que su temor permanezca en vosotros, y para que no pequéis."

Durante nuestras vidas, hay experiencias y situaciones que realmente nos afectan y tocan nuestros corazones; momentos que recordaremos para siempre, el primer partido de fútbol, la primera gran victoria de nuestra selección, el primer trabajo, el día que acabamos la carrera, la primera pareja, el día de nuestra boda, el día del nacimiento de nuestros hijos, días que nunca se olvidarán y para siempre permanecerán en nuestras memorias.

El pueblo de Israel estaba viviendo muchas experiencias que serían inolvidables, las diez plagas que azotaron Egipto, la salida de la esclavitud, columna de fuego y nube, maná y perdices para comer, agua salir de una peña y ahora todo un monte lleno de truenos y relampagos por la presencia de Dios, "y respondió Moisés al pueblo: No temáis, porque Dios ha venido para poneros a prueba, y para que su temor permanezca en vosotros, y para que no pequéis."

Dios es un Dios experimental, no es solamente conocimiento intelectual, no sirve con entenderlo, sino que se le puede experimentar, se le puede sentir, las experiencias sobrenaturales existen en Él e Israel la vivió de primera mano y sirven para exactamente lo que servía para Israel, para que el temor de Dios permanezca en nosotros y para que no pequemos, cualquier experiencia sobrenatural del cielo traerá una consecuencia real en nuestro interior, producirá un cambio, si no lo hace, probablemente no haya tenido nada que ver con Dios, sino con nuestras sensaciones y sentimientos.

Este tipo de experiencias son imprescindibles para nuestra vida espiritual, es lo que nos da vida, obviamente no son la base de la fe, ya que sino en el momento que no las hay la fe entraría en duda, pero si que son necesarias para nosotros, Pablo mismo afirma haber tenido, pero no las cuenta, y esto es importante, las experiencias de este tipo no son para escribir libros ni promulgarlas, sino para crecer en la intimidad. Busquemos a Dios, roguemosle sentir y tener este tipo de experiencias para que le temamos y nos apartemos del pecado.

AP

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