Éxodo 26 - El velo divisorio



"Harás además un velo de tela azul, púrpura y escarlata, y de lino fino torcido, será hecho con querubines, obra de hábil artifice. Y lo colgarás sobre cuatro columnas de acacia revestidas de oro; sus ganchos serán también de oro, sobre cuatro bases de plata. Colgarás el velo debajo de los broches, y pondrás allí, detrás del velo, el arca del testimonio; y el velo os servirá como división entre el lugar santo y el lugar santísimo. Y pondrás el propiciatorio sobre el arca del testimonio en el lugar santisimo."

En la construcción de tabernáculo Dios dio a Moisés unas órdenes muy estrictas acerca de los materiales, medidas y forma que debían usar para hacerlo, esto ya nos hace entender algunas cosas de Dios y de su caracter, no le gustan las cosas hechas de cualquier manera, todo tiene un sentido y una utilidad, nada queda al azar, nada es por casualidad, y no solo eso, sino que además lo que hacían no era cualquier cosa, era el lugar donde su presencia iba a estar, y si nosotros en nuestras casas buscamos que sean acogedoras y agradables, cuanto más Dios no hará lo mismo con su hogar.

De esta manera Dios les dio las órdenes exactas de como debía ser la entrada al lugar donde su presencia iba a estar, "harás además un velo de tela azul, púrpura y escarlata, y de lino fino torcido, será hecho con querubines, obra de hábil artifice. Y lo colgarás sobre cuatro columnas de acacia revestidas de oro; sus ganchos serán también de oro, sobre cuatro bases de plata. Colgarás el velo debajo de los broches, y pondrás allí, detrás del velo, el arca del testimonio; y el velo os servirá como división entre el lugar santo y el lugar santísimo. Y pondrás el propiciatorio sobre el arca del testimonio en el lugar santisimo."

Dios estaba preparando su lugar de morada con su pueblo, el sitio de reunión con el sumosacerdote, un lugar especial al que no todos ni siempre se podía acceder, un lugar especial de encuentro entre Dios y el lider espiritual del pueblo. Un velo separaba al ser humano de la presencia de Dios, de su Gloria, algo insoportable para cualquier ser humano y para lo cual nadie estaba preparado, y aun así una vez al año el sumo sacerdote entraba donde la misma presencia de Dios estaba.

"Entonces Jesús, clamando otra vez a gran voz, exhaló el espíritu. Y he aquí el velo del templo se rasgó en dos, de arriba a abajo, y la tierra tembló y las rocas se partieron." La cruz rompió el velo que separaba al ser humano ante Dios, no ha cambiado quien Dios es, no ha variado su poder ni su gloria, simplemente por medio de Cristo nosotros, pecadores imperfectos tenemos libertad para acercarnos al Padre y disfrutar de su presencia y su Gloria.

AP

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