"Entonces todo el pueblo se quitó los pendientes de oro que tenían en las orejas y los llevaron a Aarón. Y él los tomó de sus manos y les dio forma con buril, e hizo de ellos un becerro de fundición. Y ellos dijeron: Este es tu dios, Israel, que te ha sacado de la tierra de Egipto. Cuando Aarón vio esto, edificó un altar delante del becerro. Y Aarón hizo una proclama, diciendo: Mañana será fiesta para el Señor."
Hacer algo sin mala intención no justifica el hecho, sino que lo malo será malo aunque se haga con buena intención y lo bueno será bueno aunque se haga con mala intención, no es cierto que la intención es lo que cuenta, aunque tampoco se pueda hablar al respecto en términos absolutos, pero hay algo que si que es cierto, el pecado siempre será pecado aunque su intención sea la más buena del mundo o busque ayudar a otro.
Con Moisés en el monte, lejos del pueblo, la cosa se empezó a descontrolar, "entonces todo el pueblo se quitó los pendientes de oro que tenían en las orejas y los llevaron a Aarón. Y él los tomó de sus manos y les dio forma con buril, e hizo de ellos un becerro de fundición. Y ellos dijeron: Este es tu dios, Israel, que te ha sacado de la tierra de Egipto. Cuando Aarón vio esto, edificó un altar delante del becerro. Y Aarón hizo una proclama, diciendo: Mañana será fiesta para el Señor."
¿Era la intención del pueblo mala? No. ¿Deseaban hacer algo bueno? Sí, deseaban adorar a Dios. ¿Estaban haciendo lo correcto? Claramente no, la ley era muy clara, no te harás imagenes ni de lo que está en los cielos, ni en la tierra, es decir de nada de lo que existe. No buscaban ser idólatras, no querían adorar a otro Dios, solamente poner una cara al Dios que les había librado, pero sin darse cuenta, por su desconocimiento habían dejado de adorar al Dios verdadero y habían hecho a un Dios a su imagen y semejanza, como ellos habían querido.
PArece una barbaridad lo que hicieron los israelitas, pero realmente nosotros no estamos tan lejos cuando seguimos un Dios diferente al que dictan las palabras plasmadas en la Biblia, cuando nos centramos en algunos aspectos de la divinidad de Dios y otros los pasamos por alto, creamos en nuestras mentes nuestro propio becerro, un Dios conforme a la imagen de nuestras mentes, pero que no es el Dios verdadero. ¿Cómo evitar esto? Leyendo y mucho la Biblia, investigando y buscando quien es este Dios verdadero, para que la imagen que nuestras mentes tengan de Él sean las correctas y no las que a nosotros nos parezca bien.
AP
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