Éxodo 34 - El Dios misericordioso



"Entonces pasó el Señor por delante de él y proclamó: El Señor, el Señor, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y fidelidad; el que guarda misericordia a millares, el que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado, y que no tendrá por inocente al culpabe; el que castiga la iniquidad de los padres sobre los hijos y  sobre los hijos de los hijos hasta la tercera y cuarta generación."

En un país azotado por la guerra, un anciano Rey, el cual fue sacado por sus fieles del castillo a escondidas, tuvo que huir a pie. Caminó por días, hasta que sus pies no podían dar un paso más, se encontraba cansado y hambriento, pero a los lejos alcanzaba a ver una granja solitaria en el país enemigo. No tuvo más remedio que solicitar en esa granja asilo. Estaba andrajoso y sucio por la larga travesía y aun así el granjero le brindó todo lo que necesitaba con buenas maneras. Compartió con él su humilde cena, un baño y ropa limpia, además de una confortable habitación para pasar la noche. Antes de dormir en granjero se acercó a la habitación para ver si se le ofrecía algo más, pero el hombre realizaba sus plegarias, así que el granjero no quiso ser impertinente y se marchó a descansar. Por su parte el Rey estaba muy preocupado de que alguien se enterara de la ayuda que el granjero le prestaba y pudieran castigarlo por ello, pedía en sus plegarias por el bienestar de aquel buen hombre. Al siguiente día el granjero preparó un desayuno para su huésped y cuando éste se marchaba, hasta le entregó una bolsa con monedas de oro para sus gastos.  Profundamente emocionado por tanta generosidad, el anciano monarca partió a su palacio y una vez recuperado su trono, lo primero que hizo fue llamar al caritativo granjero, al que concedió un título de nobleza y lo convirtió en consejero del reino.

Este granjero fue misericordioso con el rey enemigo, aunque no sabía quien era no dudo en ayudarle y suplirle. Así es nuestro Dios, "entonces pasó el Señor por delante de él y proclamó: El Señor, el Señor, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en misericordia y fidelidad; el que guarda misericordia a millares, el que perdona la iniquidad, la transgresión y el pecado, y que no tendrá por inocente al culpabe; el que castiga la iniquidad de los padres sobre los hijos y  sobre los hijos de los hijos hasta la tercera y cuarta generación."

El pueblo había caído en idolatría, había construido un becerro de oro para adorar y Dios en vez de destruirlos tiene misericordia de ellos, les perdona la vida y les da una nueva oportunidad. Después que Moisés destruya las tablas que Dios le había dado al ver lo que el pueblo había hecho, Dios le pide que vaya de nuevo al monte y Moisés recibe este mensaje de misericordia. Así es realmete Dios, compasivo, clemente, paciente, que espera que el hombre se arrepienta y que tiene miesericordia, pero esto no quiere decir que Dios sea un juguete, sigue siendo Dios y no dará por inocente al culpable ni pasará por alto la iniquidad como si no hubiese sucedido.

Así sigue siendo Dios con nosotros hoy en día, paciente, misericordioso, clemente, compasivo, esperando que los suyos vengan a la fe, que se arrepientan de sus malos caminos. Pero no debemos confundir la misericordia con la pasividad, Dios sigue siendo Santo y no tolera el pecado, siguen siendo incompatibles y Dios sigue odiandolo y sin duda castigará a todo aquel que no se acerque a la cruz, porque es en la cruz donde realmente encontramos la misericordia hecha carne y por la cual podemos acercarnos a Dios.

AP

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