"Entonces llamó Moisés a Bezaleel y a Aholiab y a toda
persona hábil en quien el Señor había puesto sabiduría, y a todo aquel cuyo
corazón le impulsaba a venir a la obra para hacerla."
La obra que estaban comenzando a preparar y a hacer el
pueblo de Israel no era una tonteria, se necesitaban muchos materiales, mucha
mano de obra y realmente era una misión grande de llevar a cabo, al fin y al
cabo estaban montando la que iba a ser la casa de la misma presencia de Dios en
el pueblo y esto merecía dedicarle tiempo y hacer bien las cosas.
El pueblo se puso manos a la obra, los trabajadores también,
"entonces llamó Moisés a Bezaleel y a Aholiab y a toda persona hábil en
quien el Señor había puesto sabiduría, y a todo aquel cuyo corazón le impulsaba
a venir a la obra para hacerla." Y llegado este punto, tanto fue la
implicación del pueblo que tenían demasiado material y demasiada mano de obra y
esto llevó a Moisés a pedir que dejaran de traer materiales y de unirse a la
obra.
Que importante es cuando el pueblo de Dios se une para
trabajar, cuando encontramos la motivación necesaria y Dios mueve nuestros
corazones se puede llegar a situaciones exageradas como la que estaba viviendo
el pueblo que tanto se involucraron que se quedaron sin trabajo. Dios estaba
moviendo todo, Dios había preparado y capacitado a unos hombres con la
sabiduría necesaria para llevar a cabo la tarea que Él les había encomendado.
Que diferencia con nuestros tiempos en que parece que servir
a Dios es más una carga que una necesidad, porque así debería ser en nuestros
corazones, deberíamos tener la necesidad de querer servir a Dios, de dedicarle
nuestras vidas, pero aun faltando esto, podemos estar seguros de algo, Dios preparará
y dará la sabiduría necesaria a quienes vayan a llevar a cabo la obra. Dios
finalizará lo que ha empezado y no permitira que sus propósitos fracasen.
Deseemos servir a Dios y Él será el que nos capacite para llevar sus planes a
cabo.
AP
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