"He aquí, bendecid al Señor todos los siervos del Señor, los que servís por la noche en la casa del Señor. Alzad vuestras manos al santuario y bendecid al Señor. Desde Sion te bendiga el Señor, que hizo los cielos y la tierra."
En la historia de la humanidad, los siervs siempre han tenido un handicap importante, no podían elegir quienes iban a ser sus señores. Esto prece lógico, al fin y al cabo el siervo no tiene derechos, y es una ruleta rusa que puede hacer que toque un buen amo o por el contrario uno malo. No hay elección posible.
En esta vida todos vivimos bajo el señorío de dos señores y solo podemos servir a uno de ellos. Aquellos que hemos sido llamados por Cristo tenemos al mejor amo posible, y el salmista así lo expresa desde su corazón, "he aquí, bendecid al Señor todos los siervos del Señor, los que servís por la noche en la casa del Señor. Alzad vuestras manos al santuario y bendecid al Señor. Desde Sion te bendiga el Señor, que hizo los cielos y la tierra."
Nadie en su sano juicio instaría al resto de siervos a hablar bien de un mal Señor, pero el salmista, siendo siervo ha encontrado en su Señor al mejor posible y no duda en animar a otros siervos a bendecir el nombre del Señor. Aquellos que trabajaban en el templo eran verdaderos privilegiados y el salmista quiere hacer hincapié en eso, que tomen este privilegio como motivo para bendecir a Dios.
Hoy en día podemos decir lo mismo, bendecid al Señor todos sus siervos, todos los que amais a Dios, hablad bien de Él, todos los que trabajáis en su obra, contad como Él ha sido misericordioso, todos los que le conocéis explicad a otros las maravillas de su carácter y no tengas dudas que el que hizo los cielos y la tierra y también te hizo a ti, te bendecirá, porque este no es un mal Señor, sino el mejor Señor que cualquier siervo pueda tener.
Angel Pereira
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