"En el vientre tomó a su hermano por el calcañar, y en su madurez luchó con Dios. Sí, luchó con el ángel y prevaleció, lloró y le pidió su ayuda; en Betel le encontró, y allí El habló con nosotros, sí, el Señor, Dios de los ejércitos, el Señor es su nombre. Y tú, vuelve a tu Dios, practica la misericordia y la justicia, y espera siempre en tu Dios."
La historia de Israel esta relacionada entre sí, una y otra vez, por mucho que los años pasen, nunca dejan de recordar lo pasado anteriormente, su historia les recuerda cual es su identidad y por medio de ella Dios hace parar al pueblo y darse cuenta que necesitan volver a Él.
La situación era prepcupante, el pecado seguía, la independencia de Israel y Judá parecía no acabarse, pero en todo esto, Dios sigue siendo misericordioso y presentando una esperanza recordando a Jacob, "En el vientre tomó a su hermano por el calcañar, y en su madurez luchó con Dios. Sí, luchó con el ángel y prevaleció, lloró y le pidió su ayuda; en Betel le encontró, y allí El habló con nosotros, sí, el Señor, Dios de los ejércitos, el Señor es su nombre. Y tú, vuelve a tu Dios, practica la misericordia y la justicia, y espera siempre en tu Dios."
Jacob, el usurpador, el que robó la primogenitura de su hermano, el que suplantó su identidad para recibir él la bendición de su padre Isaac, este a quien todos desecharíamos, Dios lo escogió y formó de él un pueblo, cambió su nombre por Israel y le dio una nueva identidad, contendió con Dios y venció, logró su bendición.
La situación era preocupante y viendo nuestros tiempos también vivimos situaciones preocupantes, donde la iglesia en muchas ocasiones ha perdido su objetivo de santidad, pero como habla en el texto, "y tú, vuelve a tu Dios, practica la misericordia y la justicia, y espera siempre en tu Dios." Este Dios es el mismo que tenemos hoy, Él no ha cambiado, volvamonos a Él, vivamos conforme a su voluntad y esperemos en Él, Él es el Señor de los ejércitos.
Angel Pereira
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