Oseas 3 - La historia se repite

"Y el Señor me dijo: Ve otra vez, ama a una mujer amada por otro y adúltera, así como el Señor ama a los hijos de Israel a pesar de que ellos se vuelven a otros dioses y se deleitan con tortas de pasas. La compré, pues, para mí por quince siclos de plata y un homer y medio de cebada. Y le dije: Te quedarás conmigo por muchos días. No te prostituirás, ni serás de otro hombre, y yo también seré para ti."

Hace unos años salió a la luz una noticia que impactó a muchas personas, el que por muchos es considerado el mejor golfista de la historia, Tiger Woods había sido descubierto siendo infiel a su esposa. Desgraciadamente en nuestro tiempo tampoco es tan extraño, pero lo realmente diferencial es que su infidelidad según algunos medios llega hasta las 100 mujeres.

En esta sociedad, lamentablemente estas situaciones, aunque en pequeña escala cada vez son más habituales y hasta cierto punto se aceptan. Oseas había sufrido la infidelidad de su esposa y aun así recibe un mandato de Dios, "Y el Señor me dijo: Ve otra vez, ama a una mujer amada por otro y adúltera, así como el Señor ama a los hijos de Israel a pesar de que ellos se vuelven a otros dioses y se deleitan con tortas de pasas. La compré, pues, para mí por quince siclos de plata y un homer y medio de cebada. Y le dije: Te quedarás conmigo por muchos días. No te prostituirás, ni serás de otro hombre, y yo también seré para ti."

El mensaje que Dios quería darle a Israel era bien claro, aunque sean infieles, Dios iría a su encuentro, aunque hayan adulterado y se hayan relacionado con otros dioses, Él estaba dispuesto a rebajarse y a amar al pueblo desobediente, por medio del escogido por Dios, de Oseas, estaba lanzando un mensaje muy claro a todo el pueblo.

Esta conversación recuerda mucho a otra que debó haber eterna, en la que el Padre le dijo al Hijo: Mira esta humanidad adúltera y enemiga, mira como me odian y no quieren saber nada de mi, ve y compra a mis escogidos para mi, ellos serán tu esposa. La prostituta que va tras tantos dioses, comprála con tu sangre, paga su deuda y guárdala para mi. Y ante esto el Hijo, al igual que hizo Oseas, pagó el precio que era necesario para redimir a quien no lo merecía, para redimir y comprar a su iglesia. La figura de Cristo es clara y la nuestra también, agradezcamos a Dios que tuvo misericordia de nosotros que eramos adúlteros y amemosle con todo nuestro corazón.

Angel Pereira

Comentarios