"Alabadle por sus hechos poderosos; alabadle según la excelencia de su grandeza... ...Todo lo que respira alabe al Señor. ¡Aleluya!"
Cuando Dios creó todo lo que existe en el principio, lo hizo con un orden lógico, comenzó poniendo orden en el caos, separando la luz de las tinieblas como símbolo desde el principio de la diferencia entre su santidad y el pecado, creo la vegetación y todos los animales y habiendo sido todo bueno, entonces hizo su obra maestra, creó al hombre. Si todos los animales respiraban, el hombre tenía una respiración divina, había recibido el aliento de vida.
El salmista acaba su recopilatorio de canticos y poemas de una manera maravillosa, con una invitación para todos los que le escucharan y lo leyesen, "alabadle por sus hechos poderosos; alabadle según la excelencia de su grandeza... ...Todo lo que respira alabe al Señor. ¡Aleluya!"
Sin duda la invitación a alabar a Dios por sus hechos poderosos es más que llamativa, el escritor sin ninguna duda, al decir esto tenía en su mente las plagas de Egipto, el mar rojo abierto, el maná, la columna de fuego y la nube, las murallas de Jericó siendo derribadas, el fuego descendiendo sobre los profetas de Baal, las victorias conseguidas en la guerra y por supuesto el gigante invencible derribado con una simple piedra.
¿Qué hechos poderosos tienes tú para adorar a Dios? Crees que no los hay, entonces alabalo según la excelencia de su grandeza, pero sea como sea, solo tienes una posibilidad, alaba al Señor, alabalo porque respiras. Nuestra respiración es el aliento de vida que nada más en la creación ha recibido, pero por encima de todo alaba a Dios por su salvación. Esta es la mayor obra milagrosa que ha existi, que Dios se humillara, se hiciese hombre y muriese como un delincuente para que pudiesemos ser perdonados y justis ante el Padre. Si aun respiras entonces alaba al Señor.
Angel Pereira
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