Juan 2:17-22 - Un templo divino

"Sus discípulos se acordaron de que estaba escrito: el celo por tu casa me consumirá. Entonces los judíos respondieron y le dijeron: Ya que haces estas cosas, ¿qué señal nos muestras? Jesús respondió y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Entonces los judíos dijeron: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú lo levantarás en tres días? Pero El hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó de los muertos, sus discípulos se acordaron de que había dicho esto; y creyeron en la Escritura y en la palabra que Jesús había hablado."

Los símbolos aportan identidad a las personas. Las banderas, iconos, gestos, expresiones, y muchas otras cosas se convierten en símbolos cuyo significado trasciende el mero icono. De esta manera rapidamente una esvástica la asociamos al nazismo, una hoz y un martillo al comunismo o una estrella de cinco puntas entrelazadas a algún acto satánico. Pero los símbolos no tiene porque ser malos siempre, el icono de dos manos que se entrelazan rapidamente la asociamos con unicef y el trabajo con niños.

Esto no es algo exclusivo de nuestros tiempos visuales donde el marketing nos vende más que nunca sus iconos. Siempre han existido y para los judíos, su templo era un gran icono. "Sus discípulos se acordaron de que estaba escrito: el celo por tu casa me consumirá. Entonces los judíos respondieron y le dijeron: Ya que haces estas cosas, ¿qué señal nos muestras? Jesús respondió y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Entonces los judíos dijeron: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú lo levantarás en tres días? Pero El hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó de los muertos, sus discípulos se acordaron de que había dicho esto; y creyeron en la Escritura y en la palabra que Jesús había hablado."

Las palabras de Jesús fueron una autentica bomba y casi un insulto para los judíos, aquello que simbolizaba el lugar donde vivía la presencia de Dios estaba siendo atacada, el símbolo de Jerusalén estaba siendo amenazado, en tres días sería destruido y en tres días se volvería a levantar. Claramente Jesús no hablaba del templo construido con piedra, sino del templo que había bajado del cielo y había sido construido en carne, de su propio cuerpo crucificado en el Gólgota.

Que ofendidos se sientieron aquellos judíos. Cuantas veces nosotros somos iguales con ellos, nos sentimos tan unidos a nuestros símbolos, locales, formas, organización que somos incapaces de disfrutar de aquello que Dios nos ha regalado desde el cielo. Nos hemos identificado tanto con el cristianismo que adquirimos conocimiento pero perdemos espiritualidad, que pudiendo disfrutar de bendiciones celestiales nos conformamos con nuestro materialismo y nuestro intelecto. Los judíos rechazaron a Jesús, la misma presencia de Dios por el templo, aquello que le simbolizaba, no aeamos nosotros iguales, disfrutemos de la intimidad con Dios, de su presencia en nuestro lugar secreto y busquemos a Dios de todo corazón.

Angel Pereira


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